Sanación Cuántica

Desde el «para qué», tendremos una perspectiva más clara de qué nos quiere decir determinada experiencia, es decir, «para qué» la vivimos. De seguro no es para librar batallas.

El «para qué» nos coloca en una perspectiva de aprendizaje, en cambio el «por qué» nos hace ver las cosas desde el victimismo, gran detalle. Esto nos sucede tanto en la vivencia de una enfermedad, como en cualquier relación con otra persona, incluso dentro de cualquier contexto social o económico.

Desde el victimismo acostumbramos a echarle la culpa y la responsabilidad a otros o a las circunstancias externas por lo que nos sucede; en cambio, desde el «para qué», nos llevamos a concientizar que todo viene desde nosotros, como únicos responsables de lo que nos acontece, «bueno o no tan bueno».

Hoy 1 de febrero comienza el año 4720 en el calendario chino.
Año del tigre de agua, el poder de la intención.

A nivel colectivo, viene a llamarnos la atención en cómo nos estamos vinculando con los recursos hídricos de este planeta y la vida marítima. Es probable que todas las temáticas medioambientales sean protagonistas este año porque el agua, que da vida y nutre al planeta, nos pide empatizar con nuestro entorno y todo lo vinculado a este elemento, incluyendo nuestro propio cuerpo.

El mar posee un efecto sanador. Su sonido, su vaivén armonioso. Pocas cosas hay en este mundo más relajantes que sentarte a la orilla del mar. Calma tu cerebro y lo centra, también te ayuda a ser más creativo.

Según Wallace J. Nichols, biólogo marino y autor del libro Blue Mind, “observar una gran cantidad de color azul nos induce a un estado meditativo, que se caracteriza porque nos aporta calma, paz interior y un sentimiento de satisfacción con nuestra vida en general”.

Dice el Dr. Wallace, “el aire del mar también es rico en iones negativos, unas partículas cargadas energéticamente, y al contrario de los positivos, tienen un efecto beneficioso sobre el organismo: relajan y favorecen la producción de serotonina, un neurotransmisor cerebral cuya liberación produce sensación de bienestar”.

Dedicado a todos los que tienen alguien cercano con esta condición.

En nuestra mente creamos nuestra paz y en esa misma mente creamos nuestra guerra.

Solo necesitamos que cada quien esté en paz consigo mismo para crearnos un mundo pacífico, respetuoso, amoroso.

Tengamos presente que somos los creadores de todas nuestras experiencias y las del planeta mismo, siendo parte energética de una masa crítica. Es nuestra responsabilidad.

Obremos desde lo que sabemos hacer y en beneficio del planeta, nuestro hogar, y elijamos el talante de esa creación: crear más amor, más confianza, más alegría, más colaboración, más agradecimiento, más unidad.

Podríamos darnos cuenta de que todos unidos somos capaces de crear otra masa crítica, algo muy grande y armonioso con nuestra evolución, sin abonar en luchas.

El Día Internacional del Gato se celebra cada 8 de agosto por una iniciativa del Fondo Internacional para el Bienestar Animal, pero los felinos cuentan con dos días extra de celebración al año (20 de febrero y 29 de octubre).

Los gatos vienen haciendo parte de la vida de los seres humanos desde siempre. Ha sido tan arraigada su relación que, por ejemplo, en el antiguo Egipto eran adorados como dioses. Era tal su vínculo, que sus dueños se afeitaban las cejas en señal de duelo cuando el gato de la familia fallecía.

Su ronroneo tiene un efecto sanador sobre nuestro organismo. Su vibración nos equilibra. Cuando un gato ronronea libera endorfinas que ayudan a combatir el estrés y la ansiedad en las personas. Esa pacífica y misteriosa vibración relajada es una herramienta estupenda para tratar problemas mentales y emocionales.