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En nuestra mente nos creamos nuestra paz y en esa misma mente nos creamos nuestra guerra.

Solo necesitamos que cada quien esté en paz consigo mismo para un mundo pacífico, respetuoso, amoroso.

Toda experiencia aparentemente negativa está unida a una positiva (Ley del Equilibrio). Respiremos y observemos esto.

Solo por hoy enfoquémonos en la belleza, es un inicio. Mantengámonos en ello y comprobemos cómo nos beneficia esa decisión.

Desprendámonos del temor y sostengámonos en el amor. Él siempre nos habla desde el alma y nos sugiere confianza. Nuestras mentes se resisten a algo tan sencillo y tan básico como la confianza.

Confianza y amor son palabras que suenan a poco cuando el pánico es colectivo y el miedo sugiere tanta desgracia. No lo hagamos nuestro.

Esto no significa que no tengamos empatía y que incluso decidamos alzar la voz con lo que padece el otro, los otros. Pero no lo hagamos nuestro, no desde la lucha, porque las batallas le dan más poder a los acontecimientos, les dan una energía mayor que luego será difícil de controlar y menos aplacar.

Carl Jung llegó a indicar dentro de esta instancia que aquello a lo que te resistes, es lo que persiste.

Podríamos darnos cuenta de que todos unidos somos capaces de crear otra masa crítica, algo muy grande y armonioso con nuestra evolución, sin abonar en luchas.

Solo por hoy, concentrémonos en la belleza. Respiremos más allá del cuerpo.

Podríamos sentir que hay un movimiento energético subyacente que está colocando las cosas en su lugar, generando un cambio de consciencia hacia el amor, impulsándonos a valorar lo importante, a prestar más atención a las personas que amamos, a valorar de verdad la vida, nuestras vidas y cómo las vivimos, cómo la respiramos.

Sin juicio.

Obremos desde lo que sabemos hacer y en beneficio del planeta, nuestro hogar, y elijamos el talante de esa creación: crear más amor, más confianza, más alegría, más colaboración, más agradecimiento, más unidad. 

Podemos decidir aprender por consciencia y no desde el dolor.

 

 

Bienvenido el perfume de un nuevo día con el aroma de tu amoroso pensamiento.

Bienvenidas las cosas bellas y simples que huelen a vida.

Tierra perfecta y armoniosa, solo faltamos nosotros por integrarnos. 

Tengamos presente que somos los creadores de todas nuestras experiencias y las del planeta mismo, siendo parte energética de una masa crítica. Es nuestra responsabilidad.

 

Confía, respira calma. Respira, suave… respira, una y otra vez.

Al iluminar la sombra que me habita, también ilumino la sombra colectiva.

Por cada punto de luz que ilumino dentro de mí, el planeta queda más iluminado.

Cuando transformo el orgullo que hay en mí, en humildad, el mundo se vuelve más humilde.

Cuando transformo el miedo que hay en mí, en confianza, el mundo se vuelve más confiado.

…por ello, lo que es adentro es afuera.

Creer para ver.

 

 

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