Llega un tiempo en el que después de una vida pasada sumando, empiezas a quitar.
Quitas las palabras batalla y lucha porque descubres que no hay batalla qué librar, y aprendes que la pelea hace más grande al monstruo.
Quitas el tiempo pasado persiguiendo a la gente.
Sacas el corazón de los lugares donde ya no hay amor.
Quitas la mirada de quien te lastimó.
Quitas poder al pasado, quitas las culpas de tus cuentos y la mirada de quien habla detrás.
Quitas los alimentos que te duelen.
Quitas la ropa que te va muy ajustada o muy ancha.
Quitas «las cosas esas» olvidadas en los cajones.
Quitas convicciones que te han producido dolor de cabeza e igual las mantenías.
Quitas las malas hierbas alrededor de tus sueños,
los compromisos que te ensucian las elecciones,
los sí concedidos por adaptación.
…y de pronto, respiramos perfecto.
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