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Hay personas que buscan la felicidad y otras nos la creamos.

A ese tren que nos amenaza con pasar una vez en la vida digámosle la verdad; que tenemos nuestro corazón para andar.

Somos capaces de desarrollar otras creencias, distintas a las que nos han inculcado generación tras generación que de pronto no nos permiten avanzar ligeros. Que sean más amables y armoniosas para con nosotros mismos. Solo tenemos que ser consecuentes con nuestra intuición, esa que nos habla a cada instante y solemos no atender.Accionemos mucho más desde el corazón y menos desde la mente. Ser coherentes entre lo que se piensa, siente y hace rinde mejores resultados. Desde esa coherencia nace nuestro equilibrio emocional. Solo tenemos que ser lo suficientemente valientes para sernos leales, a diario. Creernos.

En el camino hacia el cambio encontrarás personas que te dirán que «no se puede», «es imposible», «es difícil ”, “la vida es dura”, “no vale la pena». Tranquilo no hablan de ti, hablan desde sus miedos. 

 

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