Es difícil mantenerse enojado habiendo tanta belleza en el mundo. Conéctate con ella.
La música es nuestra forma de expresión más antigua; de creación.
La música que nace de los sonidos de la naturaleza seguramente inspiraron las melodías que luego el hombre continuó desarrollando.
Este canto es en la voz mágica y acogedora de Elena Gil @elegiro1, ella es de ascendencia pemona https://etniasdelmundo.com/c-venezuela/pemones/ y aquí interpreta el canto de los peces, “la aprendí de mi madre Candelaria… es una canción para dormir a los niños”.
Gracias Elena.
Conectarse con otros estímulos que no sean el caos y el miedo no es evadir “la realidad”. Es crearse otra, distinta a la de los que viven sumergidos en un drama sin fin y que disminuyen tu fuerza vital. Pero esto, lo permites tú.
Lo que nos nutre y define no es solo lo que ingerimos por la boca sino también todo lo que entra por nuestros sentidos. Haz la prueba con buenos estímulos y mantente en ello. Sentirás la diferencia.
Elimina las malas noticias que te proporcionan los medios de comunicación y de los que se hacen eco de ellas en las redes sociales. No los sigas, esto termina siendo algo patológico.
¿Te das cuenta de ello?
Tal vez te sientes angustiado, triste o asustado; esto es porque sigues a medios y a personas permitiéndoles echar basura en tu mente y corazón; luego te preguntas la razón por la que te sientes agobiado (a). Esto lo permites tú.
Es bueno comprender que aunque parezca que no nos afecta leer o escuchar noticias cargadas de caos y miedo, para el subconsciente no es así. En él queda todo registrado. Luego el cuerpo, al no saberlas procesar, somatizará de distintas maneras para hacerte saber que estás en incoherencia entre lo que piensas, sientes y haces.
La sanación cuántica nos revela que deberíamos estar despiertos el mayor tiempo posible para aprender por consciencia y no por dolor. Esto de estar despiertos se refiere a estar atentos, conscientes de lo que hacemos. Observadores de nosotros mismos.
Reaprender es redescubrir tu potencial y dejar atrás las viejas convicciones y los antiguos preceptos de aprendizaje.
En la medida en la que te mantengas más tiempo recibiendo información que te intranquilice o te llene de desasosiego, en esa misma medida perderás tu centro energético, tu energía vital. Sentirás que te vas desequilibrando día tras día, te cobijará la tristeza y tal vez la depresión, debido a la gran carga de elementos tóxicos que vas introduciendo en tu ser.
Luego caerás en la mayor de las incongruencias y comenzarás a culpar por el drama en tu vida a todo lo que está afuera; al gobierno de turno, a otro país, al vecino, a la pareja o ex, al clima, o a cualquier otro factor externo a ti, creyendo que son los culpables de tu malestar.
Esto es un aspecto definitorio, ya que si realmente crees que es así, es natural que se te manifieste en tu mundo físico. Creer para ver, tanto lo bueno como lo no tan bueno; ten presente que todo lo que pase por tu imaginación se manifestará en tu mundo físico.
Toma las riendas para salir de tu laberinto, suelta la queja y no esperes que la solución venga desde afuera.
Si bien es cierto que la culpa es una creencia judeocristiana que nos enquistaron en nuestro ADN (creencia que puedes cambiar), también es cierto que ella no existe, pero la responsabilidad sí. Somos responsables de todo los que nos sucede. El día que asumamos esta realidad será el inicio de nuestro andar por una existencia más coherente y sana. La culpa es una herramienta creada por el hombre para castigarse.
Es necesario observar el juego perverso que hacen los medios de comunicación hacia la población en general. Ellos repiten una mala noticia día tras día y algunos hasta cinco veces o más en tan solo 24 horas. Observa bien que la noticia que escuchas en algún canal de TV se retransmite en los otros canales, radios, periódicos y afines. Es un guion establecido que todos siguen a lo largo y ancho de un país o del planeta, según sea el caso y el interés.
Algo persiguen, pero nuestro bienestar no será.
De lo contrario se enfocarían en crear maneras más amorosas y compasivas de hacer o decir las cosas para aligerar el drama. Para ellos, propiciar el caos es lo que vende, ya que mantienen conectada a la población a través de él (consumiendo su material tóxico). Incluso compiten para ver quién hace de esa noticia el mayor de los perversos eventos comunicacionales.
Es importante el buen entretenimiento, no obstante, estos medios comunicacionales pudiendo ser también el mayor instrumento de bienestar y concientización para el planeta, hacen de la muerte un espectáculo, de la mujer un objeto y de la política un circo.
Luego en las redes sociales, están los opinadores de oficio creyendo que le hacen un favor a la humanidad repitiendo lo mismo. Ellos creen que es necesario informar lo que ya todo el mundo ha escuchado o leído infinidad de veces a través de los medios convencionales. Peor aún, para ellos al parecer, es un acto catártico ser portavoz de «la noticia» (el morbo del chisme), manteniendo el cariz trágico y para nada favorable de una situación determinada, sin percatarse del daño que hacen y se hacen, estando alineados a la misma intención perversa de los medios convencionales.
Ellos no se dan cuenta, que no solo repiten una noticia dramática, sino que también la hacen suya… y obviamente de esta manera se les manifestará en su cotidianidad (hipnosis colectiva).
Llegando a este punto, seguirás atento al desarrollo de los acontecimientos sin concientizar, que desayunas, almuerzas, meriendas y cenas la misma información todos los días, y quién sabe durante cuánto tiempo.
Este alimento te intoxica terriblemente. De pronto te descubres pensando en ello cuando haces otras cosas, incluso puede generarte problemas para dormir y descansar en las noches. A algunos se les borra el norte de sus vidas con tanto caos alrededor, esto es natural creyendo en ello y dándole tanto poder; a otros incluso, hasta les impide hacer sus tareas cotidianas y en muchos casos hasta hacer el amor. Es decir, conectarse con el caos de otros genera caos en ti.
En ocasiones te descubres hablando del tema con otras personas y en ese momento también tú te conviertes en parte del juego generador de la «tragedia» de turno. Un caos que te daña a ti mismo y a otros. En este contexto lo hiciste tuyo también. Creíste en ello.
Al parecer, para muchos es una tarea difícil aprender a no ser desgraciados.
Te inquietas si el tema trata sobre la economía de tu país o del rumbo político, o de alguna clase de virus, como lo que hemos vivido en este 2020.
Es bueno comprender que todos estos eventos escapan de nuestro control, creer lo contrario es vivir en la absoluta ficción. Quizá por no tener el control de las cosas es que justamente te sientes a la deriva, pero si tu centro está en ti mismo, no importa lo que suceda fuera de ti, siempre estarás equilibrado.
¿Realmente es necesario mantenerse tan conectado con la manera enfermiza de repetir una misma información generadora de caos y miedo? ¿es eso lo que te sanará o enfermará? o ¿acaso bastaría tan solo con saber de vez en cuando «como va la cosa» si verdaderamente tienes alguna curiosidad?
Creo que esto último sería lo idóneo entre estas posturas, sin embargo, en mi caso me desconecto absolutamente habiendo recibido la primera información. Es decir, no requiero un parte de guerra diario para saber cómo va la batalla de otros que necesitan de ese estado para tener adrenalina en sus vidas, o saber qué les depara el destino.
Esto no es egoísmo sino preservación. Si no me cuido a mí mismo nadie lo hará, sobre todo mi mundo emocional. Tomando en cuenta que la emoción es el aspecto vibracional que dibuja nuestra cotidianidad, entonces es lo más importante que cuidar, desde allí seguramente tendré un futuro más equilibrado emocionalmente.
Las emociones nos harán experimentar diversas experiencias en nuestras vidas. «Lo que es adentro, es afuera», «lo que es arriba, es abajo», de esto ya he hecho referencia en otros artículos sobre sanación cuántica.
Cuidar nuestras emociones y vibrar alto dentro de un sentido de armonía, felicidad y paz, hará que nuestro organismo funcione plena y armónicamente.
Y tú te preguntarás: cómo estar en paz o ser feliz habiendo tanta desgracia en el planeta. Ten presente que la verdadera trampa es atarse eternamente al caos y que la llamada «desgracia» existe desde que el hombre es hombre, él es el generador de todas las «desgracias», y a pesar de ello, esto no ha impedido la evolución de la humanidad, gracias a otros tantos que vibran y se conducen de manera distinta.
Efectivamente, esto no ha dependido de los que se conectan eternamente a las malas noticias y hacen de ellas un leitmotiv, sino a los que cambian el curso de sus propias vidas en coherencia con el bien mayor que todos merecemos, aquellos que no se creen los eventos catastróficos que los medios pretenden sugerirnos.
Es tu decisión cómo gestionas la manera de digerir las cosas. La culpabilidad y la preocupación son dos estados que no conducen a nada y mucho menos tienen la cualidad de resolver las cosas. Todo lo contrario, ellas te paralizan.
Llegando a este punto en relación a la información que consumes, te pregunto: ¿te comerías un alimento descompuesto?
Intentemos conectarnos con buenas nuevas, seamos portadores de ellas incluso, propiciemos conversaciones divertidas o proactivas, de hecho una persona proactiva es aquella que asume el pleno control de su conducta de forma activa. Es decir, que toma la iniciativa y realiza actos encaminados a generar mejoras en función de las circunstancias.
Conectemos con los sonidos e imágenes de la naturaleza de los cuales somos prolongación perfecta. Son tantos los maravillosos estímulos con los que podemos comulgar para estar en armonía; la música que más te agrade, la literatura que te estimule a crecer o sencillamente a pasarla bien, creer en un mundo maravilloso lleno de bendiciones o en cualquier otra manifestación artística creada por el hombre, o por «Dios».
Te aseguro que si te llenas de una información que sea reflejo de lo hermoso y próspero del planeta, también en tu vida se verá reflejada esa realidad, aunque el entorno se caiga para otros.
Tengamos consciencia que la información que entra a través de nuestros sentidos también nos alimenta. Tú decides qué ingerir.
Somos lo que «comemos», en cualquiera de sus formas y matices.
Tomémonos de la mano en esto de crecer.
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Maravilloso artículo. Hermosos los videos
Gracias mi Giorgi amada. Bienvenidos siempre tus comentarios.