Acepté que me aplicaran los distintos tratamientos convencionales (quimioterapia y radioterapia) a sabiendas de lo rigurosos que suelen ser para el organismo. Por supuesto, acompañado de mi labor de sanación espiritual que emprendí desde el primer instante, como ya saben, y mis estudios sobre epigenética y física cuántica.

Cuántico es un adjetivo que se utiliza en el campo de la física. El concepto se refiere a lo vinculado con unos ciertos saltos de la energía al emitir o absorber radiación, que se conocen como cuantos.

La física cuántica, por lo tanto, está vinculada a las teorías que se basan estas propiedades.

Recuerdo en relación a la física cuántica que inicié mi acercamiento a ella sin siquiera proponérmelo, en el año 1995 a través de unos amigos (Erich Wildpred y Sonya Smith) quienes me invitaron a un foro al cual asistirían en Caracas, y como ese día no tenía nada mejor que hacer ( bendito ocio de ese instante) los acompañé, enamorándome de sus preceptos.

Quedé enganchado con lo ocurrido esa tarde, la información que había recibido me abrió un mundo distinto y decidí seguir investigando. Quién me iba a decir que aquel día iniciaría un camino de conocimientos cuánticos y que ese andar sería literalmente vital en un momento dado para mí.

Desde aquel entonces estaba al tanto que la emoción es el lenguaje que entiende el campo cuántico (el campo de todas las posibilidades) por lo tanto las emociones son el vínculo que crean nuestra realidad.

Ese cuerpo que es nuestro vehículo actúa como una caja de resonancia de nuestros pensamientos, sentimientos, y de nuestra forma de entender la vida y si no creen esto les daré un ejemplo muy sencillo y simple.

Pónganse a trotar para hacer ejercicio y empiecen a tener pensamientos negativos, verán al cabo de un instante que su cuerpo manifestará síntomas adversos que ni siquiera les permitirán seguir andando, y por el contrario, si ustedes tienen pensamientos positivos, alegres o un recuerdo agradable, seguramente van a poder recorrer una distancia mucho más larga y con una mayor capacidad de resistencia.

En psicología deportiva, esto forma parte fundamental en los entrenamientos de deportistas de élite.

Las emociones y pensamientos generan ondas que pueden materializarse en el mundo físico. Por esa razón la imaginación posee tanto poder.

El ADN de las células se adapta al entorno bioquímico, social, ambiental, emocional, electromagnético, etc. por lo tanto existe el entrelazamiento cuántico que nos habla que nuestros más pequeños componentes se comunican entre sí con el resto del universo al mismo tiempo, allí radica la ecuación de decir que todo lo que nos rodea está conectado con nosotros y es nuestro reflejo o espejo.

Por cierto, para que no nos tomemos tan a la ligera las relaciones de parejas, les cuento que quedamos entrelazados a cada una de las personas con las que hayamos tenido interacción emocional, quedamos conectados. Así que ojo avizor con quienes interactúan, sobre todo si lo hacen como coleccionar estampillas.

Igual, estemos tranquilos, tampoco nos angustiemos por «este detalle», que con disciplina en crear un cambio de emociones, manteniéndonos en ellas día tras día, trascenderemos esa información que adquirimos, en el caso que nos haga daño. Mantenernos en la emoción día tras día es fundamental y definitorio para generar cambios.

Nuestros cuerpos nunca dejarán de interactuar con el universo ya que no solo somos un cuerpo, sino que estamos hechos de partículas atómicas que nos tendrán interaccionando por siempre y más allá de lo que conocemos en este momento.

Nuestras creencias más íntimas tienen un gran poder. Orden implicado crea el orden explicado, si no te gusta tu realidad cambia tus creencias.

A pesar de saber esto, viví en total incoherencia entre lo que sentía, pensaba y hacía. En lo particular casi toda mi información estaba a nivel intelectual, ya que no la había integrado; nunca más sucedería.

Disculpen que lo repita, en los tiempos de “la gripe esa” (así llamaba al cáncer) lo hacía conmigo mismo por aquello de desaprender lo aprendido y así instalar una nueva y elevada información vibracional, debía ser un entrenamiento diario, como ir al gym. Hoy en día ya es un modo de vida.

Mientras no despertemos, será cierto que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, pero debo confesar que en mi camino tropecé más de dos veces con la piedra, quedó muy abollada de tanto pegarme con ella. Hasta la forma le cambié de tanto arrollarla.

Continuaba avanzando con toda esta maravillosa información que me poseía para al fin descubrir qué emoción me hizo somatizar de esa manera. Los procesos inconscientes son contundentes.

Es sabido que nuestro cerebro registra muchas más vivencias inconscientes que conscientes, estamos más dormidos que despiertos, estamos más desde la mente que desde el corazón y eso es vivir en la dualidad, separado de la fuente energética; del más grande amor de donde provenimos.

Vivir desde lo dual te hace creer que todo lo que te ocurre está separado de ti, en cambio, vivir desde lo holístico es darnos cuenta que todo viene desde nosotros, todas nuestras experiencias desde las llamadas «enfermedades», hasta la relación con alguien, o cualquier circunstancia que se nos presente, son creadas por nosotros mismos.

Vivir de manera dual nos hace creer que no tenemos nada que ver con lo que sucede fuera o dentro de nosotros y siempre habrá algo o alguien más a quien culpar o responsabilizar.

Era una aventura inusitada hurgar en mi mundo emocional y paralelamente se acercaba el tiempo de someter mi cuerpo a los tratamientos, que en algún momento debía iniciar, porque así lo asumí.

Extracto de mi libro «Más allá del cuerpo» / Capítulo 5 

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