¡Qué cosa tan asombrosa es un libro!
Es un objeto plano, con partes sensibles sobre las que se imprimen oscuros y curiosos «garabatos». Signos gráficos que componen el alfabeto de algún idioma. Pero, con una ojeada estamos dentro de la mente de una persona, tal vez alguien que murió hace miles de años; y a través de los milenios un autor nos habla clara y silenciosamente dentro de nuestra cabeza y corazón, directamente a nosotros.
La escritura es, tal vez, el invento más grande de la humanidad. Vincula a personas que jamás se conocieron, personas de épocas remotas.
Los libros rompen los grilletes del tiempo, y de nuestros miedos.
Un libro es la prueba de que los humanos son capaces de hacer magia. Leer es la mejor forma de volar, nos hace imaginar, sin límites.
Tus alas ya existen, todo lo que tienes que hacer es leer.
El propósito de la lectura
– He leído muchos libros, pero me he olvidado de la mayoría. Pero entonces, ¿cuál es el propósito de la lectura?» (esta fue la pregunta que un alumno le hizo una vez a su maestro).
El Maestro no respondió en ese momento. Sin embargo, después de unos días, mientras él y el joven alumno estaban sentados cerca de un río, dijo que tenía sed y le pidió que le trajera un poco de agua con un colador viejo y sucio que había en el suelo.
El alumno se sobresaltó; sabía que era un pedido sin sentido.
Sin embargo, no quiso contradecir a su maestro y, habiendo tomado el cedazo, comenzó a realizar esta absurda tarea. Cada vez que sumergía el colador en el río para llevarle un poco de agua, ni siquiera podía dar un paso hacia él, ya que no quedaba ni una gota en el colador.
Lo intentó y lo intentó decenas de veces pero, por mucho que trató de correr más rápido desde la orilla hasta el maestro, el agua siguió pasando por todos los agujeros del tamiz y se perdió en el camino.
Agotado, se sentó junto a él y dijo:
– «No puedo conseguir agua con ese colador. Perdóname maestro, es imposible y he fallado en mi tarea”.
– “No, no has fallado» (respondió el anciano, sonriendo). Mira el colador, ahora brilla, está limpio, está como nuevo. El agua, que se filtra por sus agujeros, lo ha limpiado. Cuando lees libros (prosiguió el viejo maestro) eres como un colador y ellos son como agua de río. No importa si no puedes guardar en tu memoria toda el agua que dejan fluir en ti, porque los libros, con sus ideas, emociones, sentimientos, conocimientos y la verdad con la que resonarás entre las páginas, limpiarán tu mente y espíritu; te convertirán en una mejor persona y renovada.
Este es el propósito de la lectura.
Los libros poseen el poder de la palabra
No es verdad que las palabras son solo palabras. “Hay algunas que acarician tu corazón y otras que hacen más daño que una bofetada.
Hay algunas palabras que vuelan con el viento y otras que permanecen grabadas en el alma para siempre. Algunas dejan profundas heridas, otras se convierten en recuerdos maravillosos. Las palabras nunca son solo palabras”.
Son momentos de la vida que dejan marcas indelebles dentro de cada uno de nosotros.
Todos somos un trozo de fragmentos de libros que hemos leído, somos el resultado de los libros que leemos.
Lean mucho.
Lean todo.
Lean lo que dicen las miradas.
Lean los gestos.
Lean lo que se dice sin palabras.
Lean historias.
Lean lágrimas en pañuelos.
Lean libros. Nuevos. Viejos. Prestados.
Leer educa, salva, abre.
Acompaña.
Leer hace libre.
Mario Benedetti
El libro es un gran compañero en los momentos oscuros
Cuando te sientas perturbado (a) por alguna circunstancia, en un libro siempre encontrarás consuelo y una voz amable dispuesta a contarte una historia.
Después de todo, leer no es más que crear un pequeño jardín en nuestra memoria. Cada libro trae algún elemento; un manojo de flores, una avenida iluminada, un banco en el cual descansar.
Año tras año, lectura tras lectura, el jardín se convierte en parque y, en ese parque, es posible encontrar alguien más.
Si no encuentra el libro que busca, escríbalo.
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Escribir es una pasión, escribir es una profesión, escribir es una cura. El ímpetu creativo y la necesidad de expresar lo que de otro modo permanecería oculto hacen del hecho de escribir un gesto terapéutico, cuya efectividad depende de cómo estalle la emoción, el pensamiento, la memoria, la fascinación. Tanto en la explosión descontrolada de una autobiografía, como un fin en sí mismo, así como en la composición de una novela, un ensayo, una obra de teatro o un guion destinado al público, rompe el silencio de la palabra escrita una vez que se revela. La palabra escenificada con la voz, con el gesto, con la mirada, con la escritura, se convierte en la síntesis de nuestro trabajo inconsciente y nos devuelve la visibilidad y el alivio. (Extracto de mi libro «Más allá del cuerpo»).
Si no sabes la diferencia entre ves y vez es porque siempre ves televisión y rara vez abres un libro
https://es.wikipedia.org/wiki/Día_Internacional_del_Libro
MÁS LIBROS, MÁS LIBRES
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