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A este club pertenecen miles de millones de personas, otras logramos salir de él, no sin antes haber pagado una cuota muy alta.

Postergar o procrastinar no es un asunto de holgazanería, sino de manejo de las emociones.

Hacemos lo inimaginable para evitar enfrentarnos a nosotros mismos y en ese aspecto la postergación, o procrastinación, es un ardid perfecto para sabotear nuestros objetivos.

En la comprensión de que todo está relacionado no me podía dar “el lujo” en el año 2014, a raíz del cáncer que me fue detectado, de postergar nada en mi camino de sanación, la postergación es de las actitudes que desarrolla ansiedad.

Seguramente te das cuenta que postergas situaciones deliberadamente o tareas importantes a pesar de tener el tiempo y la ocasión de llevarlas a cabo, sin embargo, por algún motivo simplemente sigues suspendiendo la acción. Además, las sustituyes por otras que que no son relevantes o que te parecen más agradables.

Me sucedió tantas veces, pero en este caso sencillamente no cabía esa actitud. En el pasado esa conducta me agotaba demasiado, no obstante, continuaba golpeándome contra la piedra aquella una y otra vez.

 

TÁCTICA DILATORIA

 

Siempre nos decimos: “yo sé que tengo que hacer tal o cual cosa, pero la haré mañana, o la semana próxima”, y así sin darnos cuenta pueden pasar no solo semanas sino hasta años, en algunos toda la vida; luego añoraremos lo que no hicimos.

Las consecuencias de esta conducta tampoco se las podemos adosar a factores externos, es también en toda su dimensión nuestra entera responsabilidad, de modo que si se trata de culpas tampoco aquí podemos inventar a quien “culpar” fuera de nosotros, como ya sabemos a estas alturas.

Tendríamos que ser muy creativos como para inventarnos algo que sugiera alguna “culpa” de otros, y a nivel espiritual no existe la posibilidad de engaños. De igual manera mejor llamémosle responsabilidad.

No dudo que haya personas que el hecho de postergar no les inquiete y de ser así es perfecto. Si sientes que postergas cosas y no te sientes mal por ello y no sientes “culpa”, es perfecto, ya que realmente es la reacción emocional, el comportamiento neurótico lo que nos termina agrediendo.

Cuando descubrí que usaba la postergación como táctica dilatoria para evadir los momentos presentes de la manera más eficiente posible, me di cuenta que terminaba siendo otra manera de sabotearme y traicionarme. Luego diremos cosas como: “espero que tal situación se arregle” (sola jamás), “quisiera que las cosas sean mejor” (solas jamás), “puede que se arreglen solas” (jamás solas).

Nuestro foco energético es la variable perfecta que requerimos, nuestra intención es fundamental para accionar.

 

CLUB DE LOS POSTERGADORES

 

En este club aparecen las palabras favoritas cuando decimos: “quizás”, “espero” o “deseo” .

Tampoco podía darme el lujo de decirme que “quizás” sanaría o que “espero” sanar, y menos “desearlo”, porque ya sabemos que desear algo es entrar en sintonía con lo que aún no tienes y por ende recibirás carencia.

Para mí, como lo he comentado en otros artículos, ya estaba hecho, en presente perfecto. Esa es la manera como se manifiestan las cosas en el plano físico, algunos lo llaman visualización. El poder está en sentir que ya es. Creer para ver.

Esas palabras se usan como razonamiento para no hacer nada en el presente. Los deseos y esperanzas no son más que una pérdida de tiempo, espejismo de los que vivíamos o de los que aún viven en un mundo ficticio. Por más que las repitamos no lograremos nada con ellas, todo lo contrario, nos allanarán el camino para evitar tomar las riendas en los asuntos que nos conciernen, e intuyo que a estas alturas ya saben de dónde vienen esas ideas, ¿cierto?… de la mente (ego). Ya sabemos que se disfraza de miles de formas.

 

Llegó el momento en que la misma vida me colocó en una encrucijada y me dijo: “¿hasta cuándo seguirás evadiendo? ¿Ni siquiera en esta situación límite tomarás las riendas?” Yo decidí tomarlas para siempre y aprender por consciencia la ruta a seguir.

 

 

 

Si las circunstancias de nuestras vidas no las vivimos en el presente absoluto, nada mejorará

 

No sigamos engañándonos pensando que las cosas se arreglan solas o que todo lo que nos acontece no es entera responsabilidad nuestra.

No te mientas diciéndote que eres frágil y quebradizo. Deja de ser tu mayor víctima, mírate en el espejo y ámate como lo que eres, un ser espiritualmente fuerte y capaz. Puedes hacer realidad todo lo bueno que nazca en tu corazón, sino no pasaría por él. Dejemos de postergar vivir.

Si quiero apoyar al mundo, seré mi más grande obra.

 

https://www.gestiopolis.com/habito-de-la-postergacion-5-estrategias-para-eliminar-conducta/

 

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